sábado, 24 de marzo de 2012

La foto del payaso

Esteban estaba por abrir la puerta que da a la calle, cuando de repente escuchó una risita burlona.
Se volvió hacia el corredor por donde había venido, y escuchó con atención; sólo había silencio.
Los alumnos y las maestras se habían retirado, y las sombras de la noche ya envolvían el patio de la escuela. Los salones que durante el día rebosaban de inquietos niños, ahora estaban vacíos e inmóviles en la penumbra, aunque algo insano saturaba el aire, y la temperatura había descendido.
Esteban era el director de aquella escuela. Aunque ahora no escuchaba nada, estaba seguro de haber oído una risita disimulada, como de alguien que se burla a espaldas de uno.
Volvió sobre sus pasos y empezó a revisar los salones. El aire estaba tan frío que su aliento se veía como si fuera una bocanada de humo.
Llegaba al final del corredor cuando desde el último salón brotó el estruendo de una carcajada, y Esteban se estremeció al reconocerla: Era la carcajada de aquel payaso que muriera en la escuela.
Había animado una fiesta escolar durante varias horas, cuando de pronto cayó al suelo y comenzó a convulsionar. Los niños creyeron que era parte de su espectáculo, y se echaron a reír, y hasta algunos comenzaron a imitarlo arrojándose al piso. Sólo una maestra advirtió la angustia en los ojos del payaso, pero ya era demasiado tarde; murió allí mismo, entre las risas de los niños.
Enseguida de la carcajada, la aparición del payaso asomó la cabeza y una mano, y lo saludó con un gesto, para luego saltar hacia el corredor. Se elevó en el aire y se abalanzó volando rumbo a Esteban, al tiempo que lanzaba su risotada aterradora.
Esteban corrió hacia la puerta, con la aparición volando tras él. Salió a la calle como una exhalación y no paró hasta llegar a su auto, no volteando en ningún momento.
Ya en su casa, pasado el momento de terror, Esteban reflexionó largamente sobre el asunto.
Concluyó que haciéndole un homenaje al payaso, tal vez su espíritu dejaría de rondar por la escuela. Después de un acto solemne, durante el recreo, se colgó en un salón la foto del payaso. También hizo bendecir a la escuela, y aparentemente el problema se solucionó; mas algunos alumnos afirman, que a veces la foto del payaso hace alguna morisqueta, o guiña un ojo. 
 
 
 

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